jueves, 1 de octubre de 2015

FLIT: La loca idea que unió rutinas

Me encanta platicar la historia de cómo surgió FLIT. Me encanta porque FLIT surge de una de las experiencias de vida más importantes que he tenido. 


Mi nombre es Ana Paula Rojas, estudié ciencias política y relaciones internacionales y tengo dos pasiones en la vida: hacer deporte y servir a mi comunidad. 


En  2011 tuve la oportunidad de visitar uno de los países menos desarrollados en el mundo. No lo digo como para que se oiga drástico, Sierra Leona en verdad es uno de los 3 países más marginados en todos los  sentido.


Mi estancia en Lunsar (el poblado donde me alojé) consistió básicamente en intercambiar mi experiencia y aprender al máximo. Todos los días eran para comprender la forma de dirigirse, comer, querer y creer de las personas de este pequeño país africano.

La pasé de lo mejor, claro que no hubieron lujos ni comodidades, aunque tampoco dormíamos al aire libre, pero me sentía en casa. Me despertaba y ayudaba a preparar el desayuno, me tocaba ir al mercado, a comprar vivieres y siempre trataba de aprender nuevas palabras en el dialecto de la región.

 Fue ese “sentirme en casa” lo que me llevo a pensar: ¿Por qué los países en desarrollo (como se suelen llamar a México y a Sierra Leona) no trabajan en más proyectos juntos? ¿Por qué tenemos que ser Alemania o Estados Unidos para poder ayudar a otros?.


Muchas personas me dirán, “en México ya tenemos suficientes problemas como para ocuparnos de los de otros”, pero yo les propongo una nueva idea. Hagamos un programa internacional por el cual ambos nos beneficiemos. Es decir, si somos más parecidos los mexicanos y los africanos. Que lo que lo somos con los europeos, un proyecto común tendrá mejores efectos porque nos comprenderemos mejor. 


Cuando volví de mi viaje me propuse a no perder el vínculo con Sierra Leona, y hacer algo para poder volver. Fueron dos años de pensar y pensar hasta que llegue  una loca idea. La idea era juntar mis dos pasiones en la vida, el deporte y el servicio, en un programa de gimnasia para todos. Que ambos países pudieran llevar a cabo igual y al mismo tiempo. 


El chiste es crear una rutina de gimnasia básica igual para los dos lugares, una donde absolutamente todas las personas que quieran puedan participar. Después de un tiempo, cuando cada quien haya aprendido la rutina, se intercambian videos para que cada uno observe al otro grupo cumpliendo con el mismo objetivo. ¡La rutina sería el vínculo entre ambos!. 



Como cualquier proyecto bien planeado, es preciso seguir un proceso de maduración. Ese proceso ha marchado excelente. Por el momento FLIT ya ha podido vincular comunidades, aquí mismo en México. ¡Pronto estaremos arrancando nuestro primer experimento internacional en Guinea Ecuatorial! ¡¿Pueden creerlo?!



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